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Esperanza Álvarez: «Hace falta educar y concienciar sobre la importancia que tiene el suelo, darle el lugar que le corresponde: hay que saber que sin suelo no hay vida»

Esperanza Álvarez es Catedrática de la USC en el departamento de Edafología y Química Agrícola
Esperanza Álvarez es Catedrática de la USC en el departamento de Edafología y Química Agrícola
Catedrática de la Universidade de Compostela en el departamento de Edafología y Química Agrícola, Esperanza Álvarez destaca por el Día Mundial de la Conservación del Suelo la importancia de cuidar este recurso finito esencial para la vida

“De la larga lista de dones de la naturaleza a la humanidad, quizás ninguno sea tan esencial para la vida humana como el suelo”. Tras esta cita del pionero en la conservación de los suelos, Hugh Hammond Bennet, se esconde una realidad desconocida para muchos hoy en día. El suelo es base y sustento de la vida, conformándose como elemento esencial para el desarrollo de la mayor parte de las actividades humanas, de los diferentes ecosistemas y de la biodiversidad global.

Aun así, las funciones de este y la importancia de protegerlo siguen habitando un segundo plano educativo, social y mediático, por lo que es crítico poner el foco en la labor de profesionales expertas en este campo como Esperanza Álvarez Rodríguez, catedrática de universidad en el Campus Terra, investigadora y coordinadora del grupo UXAFORES, entre otras muchas cosas.

Con más de 30 años de trayectoria profesional y más de 250 publicaciones bajo su firma, su voz disfruta de una gran autoridad en lo referente al suelo en sus múltiples facetas: química, fertilidad, conservación, restauración, contaminación... Sus líneas de investigación se centran en temas como la reducción de la contaminación de los suelos, la recuperación de espacios degradados o la aplicación de la economía circular en los procesos de restauración de estos.

En conmemoración de la figura de H.H. Bennet, considerado “padre de la conservación de los suelos”, se viene celebrando cada 7 de julio desde hace más de 60 años el Día Mundial de la Conservación del Suelo, y aprovechamos hoy lo oportuno de la ocasión para hablar con Esperanza Álvarez sobre esta materia, la importancia de una educación concienciada con el valor del suelo desde etapas tempranas y las formas que tenemos como sociedad de cuidar de este recurso esencial para la vida.

-Esta semana se celebra el Día Mundial de la Conservación del Suelo. ¿Por qué es este un elemento tan importante para la vida? ¿Qué papel juega el suelo en la lucha contra lo cambio climático?

-El suelo desempeña múltiples servicios ecosistémicos esenciales para la vida en la Tierra. Es la base sobre la cuál se desarrollan muchas actividades humanas, incluyendo la agricultura y producción forestal, la construcción y la recreación. Es el soporte físico para las plantas, proporcionando estabilidad y apoyo para que puedan asentarse adecuadamente. Es fuente de nutrientes esenciales para el desarrollo vegetal, las cuales proceden de la alteración de la roca o de la descomposición de la materia orgánica con la intervención de los microorganismos del suelo. Gracias a los coloides del suelo (arcillas y materia orgánica) se pueden almacenar esos nutrientes e ir liberándolos cuando la planta los necesita; esta especie de despensa es de suma importancia para la nutrición vegetal. 

Tiene capacidad para retener agua, esencial para el crecimiento de las plantas y para mantener el equilibrio hídrico en los ecosistemas. Además, el suelo tiene un elevado poder de depuración, filtra el agua, reteniendo contaminantes, evitando que alcancen los acuíferos subterráneos y cuerpos de agua superficiales. También alberga una gran diversidad de organismos, desde bacterias y hongos microscópicos hasta lombrices y artrópodos, que juegan un papel esencial en la descomposición de la materia orgánica y liberación de nutrientes, en el proceso de humificación, la bioturbación (mezcla del suelo) y el control de plagas. 

En definitiva, el suelo es un medio complejo donde ocurren numerosas reacciones químicas, de modo que las interacciones entre minerales, materia orgánica, agua y aire determinan la disponibilidad de nutrientes y también la movilidad y toxicidad de contaminantes, afectando a la salud del ecosistema, la seguridad alimentaria y la calidad del agua. 

El suelo contribuye además a la regulación del clima a través del ciclo del carbono. Actúa como un sumidero de carbono, almacenando grandes cantidades de carbono orgánico. La gestión adecuada del suelo puede aumentar esta capacidad de almacenamiento, mitigando así el cambio climático. La materia orgánica también influye en la temperatura y humedad del suelo, presentando una elevada capacidad de retención de agua.

Por lo tanto, el suelo es esencial para la vida en la Tierra, pero es un recurso finito que hay que cuidar. Su conservación y manejo sostenible son cruciales para asegurar la continuidad de los servicios ecosistémicos. La degradación del suelo, por otro lado, puede llevar a la pérdida de productividad agrícola y forestal, la desertificación, la merma de la calidad del agua y la contaminación que afectará la salud de los ecosistemas y a la vida humana.

-Catedrática de la Universidade de Santiago de Compostela, investigadora, coordinadora de dos cursos y materias, directora de múltiples tesis doctorales y trabajos de fin de grado, docente y coordinadora del grupo de investigación UXAFORES. Cuéntenos, ¿Cómo es el día a día de una persona tan ajetreada y con tantas responsabilidades? 

-Muy similar al de la mayoría del profesorado de universidad. Hay que compaginar la actividad docente con la investigadora y también con gestión. En el día a día hay que impartir la docencia teórica y práctica de las materias asignadas, planificar y supervisar el trabajo de laboratorio de los estudiantes que están realizando sus Trabajos Fin de Grao, Fin de Máster, o las Tesis de Doctorado. También hay que enseñarles a los estudiantes a tratar, interpretar y discutir los datos obtenidos para la elaboración de sus trabajos o Tesis y de artículos para su publicación en revistas internacionales. La supervisión de Tesis de Doctorado de estudiantes predoctorales que están en otros países (en mi caso Panamá, Túnez, Marruecos, Mozambique), exige un mayor esfuerzo que los que están en nuestro equipo. 

Otra parte del trabajo consiste en captar recursos para poder hacer investigación, por lo que hay que elaborar propuestas de proyectos para presentar las distintas convocatorias competitivas nacionales e internacionales, o también captar recursos a través de contratos con empresas. También tengo que dedicar un tiempo a la corrección de artículos, pues soy revisora de varias revistas internacionales, o a la labor editorial. Además, está la coordinación del grupo de investigación, las coordinaciones de curso y de materias que imparto y la asistencia a reuniones de docencia y de investigación.

-El grupo UXAFORES está conformado por uno amplio número de investigadores e investigadoras relacionadas con el campo de la gestión forestal, las aplicaciones de la madera, el impacto de los incendios forestales o la rehabilitación de suelos entre otras cosas. ¿Cuáles son sus funciones como coordinadora del grupo? ¿Qué importancia tiene investigar de forma transversal y multidisciplinar?  

-Efectivamente somos un equipo multidisciplinar, con miembros pertenecientes a tres Departamentos: Ingeniería Agroforestal, Producción Vegetal y Edafología y Q. Agrícola. 

Somos 15 miembros fijos, además de contratados/as predoctorales y personal técnico. También contamos con colaboradores/as nacionales e internacionales de distintas universidades, de la administración, de centros de investigación y empresas. La labor de coordinación se centra en buscar sinergias y colaboraciones entre los miembros del grupo en distintos temas de interés dentro de la gestión ambiental y forestal sostenible. La/el coordinadora/or también actúa como enlace entre el grupo y otros actores externos y, junto con la gestora del grupo, se encarga de elaborar informes regulares y detallados sobre el progreso, los desafíos y los logros del grupo, y de mantener una documentación precisa y actualizada de todas las actividades.
Somos un grupo de temática forestal y ambiental que realiza actividades de investigación financiadas por proyectos de convocatorias públicas y de empresas. Nuestra investigación en este campo abarca desde los suelos (fertilidad, contaminación, rehabilitación, captura de carbono, valorización de residuos), planificación y gestión forestal, modelización forestal, silvicultura, incendios forestales, sanidad de las masas forestales, producción micológica, así como las propiedades y aplicaciones de la madera, lo que nos permite abordar temas muy amplios en este campo. 
La investigación multidisciplinar que podemos realizar es esencial para los desafíos a los que se enfrenta la gestión ambiental y forestal sostenible, intentando alcanzar un equilibrio entre la conservación ambiental, el bienestar social y el desarrollo económico

El suelo, entre otras muchas cosas, contribuye a la regulación del clima a través del ciclo del carbono
El suelo, entre otras muchas cosas, contribuye a la regulación del clima a través del ciclo del carbono

-Una de sus líneas de investigación principales está centrada en la reducción de la presencia de antibióticos en los suelos. De hecho, viene de publicar recientemente un artículo sobre la eliminación de la Azitromicina a través del uso de corteza de pino, ceniza de roble y concha de mejillón. ¿Cómo acaban estos fármacos en los suelos? ¿Qué supone la presencia de estos medicamentos en nuestros suelos?

-Los antibióticos se utilizan ampliamente a nivel mundial como agentes terapéuticos, pero se absorben escasamente, por lo que una elevada proporción (hasta el 80%) se excreta por heces y orina y acaba en los lodos de depuradora, en el caso de los de consumo humano, y en la fosa de purín, en el caso de los utilizados en veterinaria. La incorporación de lodos o purín al suelo puede suponer la entrada de estos fármacos en medio ambiente, y dependiendo de la capacidad que tenga el suelo para retenerlos, pueden pasar el agua, a los cultivos e incorporarse en la cadena trófica. Su presencia en medio ambiente aumenta el riesgo de aparición y propagación de bacterias patógenas resistentes, que causan infecciones en animales y humanos afectando por lo tanto su salud.

-Usted también investiga sobre la utilización de bioadsorbentes para la adsorción de contaminantes emergentes y metales pesados. ¿Qué son estos elementos y cómo funcionan? ¿Qué papel juega la economía circular y el aprovechamiento de desecho en la producción y utilización de bioadsorbentes?

-El suelo tiene capacidad para retener contaminantes emergentes como los antibióticos u otros contaminantes como los metales pesados, evitando que pasen el agua, los cultivos y por lo tanto la cadena alimentaria. Esa capacidad de retención depende de las características del suelo y de las del contaminante, de modo que algunos suelos tienen una escaso poder de retención de ciertos tóxicos.  Para aumentar esa capacidad de retención o adsorción, se pueden utilizar materiales residuales o subproductos que tienen un fuerte poder para adsorberlos de modo irreversible, es decir utilizar materiales bioadsorbentes.  

Estos materiales podrían añadirse al suelo o podrían instalarse en unidades depuradoras asociadas a las fosas de purín, por ejemplo. Nosotros estamos utilizando la concha de mejillón, la corteza de pendiente o las cenizas de biomasa, residuos/subproductos muy abundantes en Galicia y que están siendo estudiados por nuestro equipo de investigación en relación con la adsorción de metales pesados y antibióticos con resultados muy positivos. Algunos de estos residuos/subproductos, en nuestro caso la concha de mejillón y las cenizas, también pueden actuar corrigiendo la acidez de los suelos ácidos de Galicia, mejorando su fertilidad a nivel físico, químico y biológico. Esto contribuye además a la valorización de eses residuos/subproductos dentro de un contexto de economía circular, pues pasan de ser materiales problemáticos para convertirse en productos de gran interés a nivel agroforestal y ambiental.

-Hace unas semanas conversamos con su compañero Pablo Souza Alonso sobre la salud del suelo y del impacto de la agricultura intensiva en este. ¿Cómo es el proceso de recuperación de un suelo maltratado por este tipo de prácticas u otras actividades humanas?

-Recuperar un suelo degradado por la agricultura intensiva y otras actividades humanas es fundamental para restaurar su productividad y sostenibilidad a largo plazo. La degradación del suelo puede manifestarse en la pérdida de materia orgánica, erosión, compactación, aumento de la acidez, salinización, contaminación y pérdida de biodiversidad microbiana, entre otros problemas. Para recuperar estos suelos, se pueden emplear estrategias integradas que buscan mejorar la estructura del suelo, su capacidad de retención de agua y nutrientes, y su salud general.

Lo primero que hay que hacer ante una pérdida de la capacidad del suelo para producir bienes y servicios es hacer un análisis del suelo, que permita diagnosticar el grado y tipo de degradación, para poder establecer estrategias de recuperación. En cualquiera caso, la incorporación de materia orgánica (estiércol, compost, restos de cultivos…) es fundamental, pues mejora la estructura del suelo, es fuente de nutrientes provenientes de su mineralización, aumenta la capacidad del suelo para almacenar nutrientes y dárselos a la planta cuando los necesita (lo que se llama capacidad de intercambio catiónico), aumenta la retención de agua, adsorbe contaminantes y evita que pasen a la cadena alimentaria y también promueve la actividad biológica. 

También es muy importante hacer una fertilización equilibrada y adaptada a las necesidades específicas del cultivo ya que se minimiza la lixiviación de nutrientes y la contaminación ambiental, promoviendo así una agricultura más sostenible. Asimismo, como indicaba anteriormente, se pueden utilizar bioadsorbentes a base de materiales residuales o subproductos, como conchas de mejillón, cenizas de biomasa o corteza de pino para adsorber contaminantes del suelo y mejorar su calidad. Además de retener contaminantes, los dos primeros también pueden actuar como correctores de la acidez del suelo. También en algunos casos, se podría recurrir a técnicas de conservación del suelo, que reducen la erosión y la pérdida de suelo fértil. 

Por lo tanto, la recuperación de suelos degradados requiere prácticas agrícolas sostenibles combinadas con determinadas técnicas que permitan restaurar la productividad agrícola, promover la salud ambiental y la resiliencia a largo plazo.

-Como sociedad, ¿Qué podemos hacer para cuidar más nuestros suelos? ¿Cómo podemos actuar para conservar las propiedades que hacen del suelo un elemento de la naturaleza tan esencial? 

-Cuidar nuestros suelos es fundamental para mantener su capacidad productiva y sus servicios ecosistémicos. Como sociedad, podemos actuar de manera responsable para cuidar y conservar las propiedades de nuestros suelos. Lo primero es educar y concienciar sobre la importancia que tiene el suelo, darle el lugar que le corresponde, hay que saber que sin suelo no hay vida. Por eso el suelo tiene que formar parte de los contenidos temáticos desde las primeras etapas de formación, hay que conocer su importancia para actuar con responsabilidad. Programas educativos y campañas de sensibilización pueden ayudar también a difundir conocimientos sobre cómo cuidar los suelos y por qué es importante hacerlo. Esto incluye a agricultores, que pueden beneficiarse de formación y asesoramiento técnico para adoptar prácticas más sostenibles.  

Es muy importante promover prácticas agrícolas sostenibles para mantener los servicios ecosistémicos de los suelos, entre otras: a) gestión adecuada de la materia orgánica; b) uso responsable de fertilizantes y pesticidas, aplicándolos  de manera equilibrada y basada en análisis de suelo para reducir la lixiviación de nutrientes y la contaminación ambiental, protegiendo así la calidad del agua y del suelo; c) rotación de cultivos, que diversifica la vegetación y mejora la fertilidad del suelo al interrumpir los ciclos de plagas y enfermedades; d) prácticas encaminadas a la conservación de la biodiversidad en los sistemas agrícolas tales como franjas de vegetación o corredores ecológicos aumentan la biodiversidad (incluyendo microorganismos y fauna del suelo), que resulta  esencial para mantener procesos como la descomposición de materia orgánica o la fijación de nitrógeno. 

Las políticas públicas también juegan un papel crucial en la protección del suelo. Es necesario implementar regulaciones que promuevan el uso sostenible y proporcionen incentivos para prácticas agrícolas sostenibles. Las políticas que apoyen la investigación para la conservación del suelo pueden tener un impacto significativo en la salud del suelo a largo plazo.

En definitiva, cuidar nuestros suelos requiere un enfoque integrado que combine la educación, prácticas agrícolas sostenibles, gestión adecuada de la fertilización, conservación de la biodiversidad, y políticas públicas efectivas. Sí actuamos con responsabilidad nuestros suelos seguirán manteniendo sus servicios como la producción de alimentos saludables, la regulación del clima, o el soporte de la biodiversidad, asegurando su capacidad para sustentar la vida y mantener la salud ambiental.

Los contenidos de esta página se actualizaron el 04.07.2024.