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STG

Discurso de José Luis Mascareñas

Discurso de gabanza do doutorando pronunciado polo seu padriño o Profesor Dr. D. José Luis Mascareñas Cid, Catedrático de Química Orgánica da Facultade de Química

José Luis Mascareñas pronunciando o discurso
José Luis Mascareñas pronunciando o discurso

Como non podía ser doutro xeito, para min supón un privilexio e un incrible honor representar ao CiQUS, ao Departamento de Química Orgánica e á Facultade de Química na presentación desta laudatio con motivo do nomeamento do profesor Bernard Feringa como doutor honoris causa pola Universidade de Santiago de Compostela.

Despois de ter oído a súa lección maxistral, asumo que todos os presentes xa se decatarían da extraordinaria personalidade do noso ilustre doutorando. Pero como padriño, teño a obriga de presentar de forma breve algún dos méritos que concorren no profesor Feringa, e que o converten nun candidato excepcional para figurar na lista de doutores honoris causa desta Universidade. Permítanme que comece esta laudatio lembrando algunhas frases pronunciadas polo profesor Feringa, extraídas de diversas entrevistas e presentacións, e que permiten recrear de forma rápida unha imaxe certeira sobre o seu perfil científico e académico:

La innovación de hoy viene de avances en ciencia fundamental del pasado. De la misma forma, los descubrimien- tos en ciencia básica de hoy son el fundamento de innovaciones que todavía no conocemos.

La gente joven debe tener espacio para crear e inventar, salir de su zona de confort, y aventurarse en territorios nuevos y desconocidos.

La libertad de ser curioso, fracasar e intentarlo de nuevo, está en el corazón de la ciencia y del progreso.

Cuando dibujo una molécula en China o en Argentina, es la misma molécula. La gente la entiende, aunque no sepan hablar chino o español. Esto es maravilloso. Nuestro objetivo común no tiene que ver con el poder, o con las fronteras de los países, sino con el avance del conocimiento humano.

Por favor, por favor, permitid que las universidades sean campos de juego y de recreo para que nuestros investigadores y nuestros jóvenes puedan crear, imaginar e inventar.

Esta última frase, que pronunció en una entrevista en la televisión sueca, tras el acto de entrega de los Premios Nobel en 2016, está entre mis favoritas, y suelo tomarla prestada en mis frecuentes reivindicaciones en el ámbito de la ciencia y la universidad.

El profesor Feringa es un químico rompedor e imaginativo, un líder indiscutible en el panorama científico actual, y un lujo como maestro y como mentor. Pero ante todo es un apasionado de la investigación y del descubrimiento, una persona con una curiosidad insaciable y siempre cargada con un infinito caudal de entusiasmo que contagia a todos los que están a su alrededor. Desde el comienzo de su carrera, sus actividades de investigación se han basado en una combinación perfecta de creatividad, imaginación e interdisciplinaridad.

Nació en una familia de granjeros en un pequeño pueblo al noreste de los Países Bajos, en la frontera con Alemania, Barger-Compascuum. Su padre, que era el más joven de una familia de diez hermanos, también tuvo diez hijos, siendo Bernard el segundo en edad. Ya de niño, le gustaba salir de su zona de confort y adentrarse en lo desconocido; le atraía cruzar la frontera y explorar el paisaje y la naturaleza salvaje que había en lado alemán, una aventura no exenta de riesgo en aquella época.

Según comenta, en su formación fue fundamental la influencia de determinados maestros que fomentaron su ya innato afán por aprender, por entender y, sobre todo, por crear. Es quizás en parte por eso por lo que siempre presta una atención muy especial a su labor como docente y como maestro e inspirador de estudiantes y de jóvenes científicos. En todo caso, para el profesor Feringa la docencia y la investigación en el ámbito universitario no son más que dos caras de la misma moneda.

Finalizó sus estudios de química en la Universidad de Groningen en 1974 y obtuvo su doctorado en esa Universidad en 1978 bajo la dirección de un profesor de origen americano, Hans Wynberg. En lugar de realizar estudios postdoctorales en la academia, que suele ser lo habitual, se incorporó a la industria, a la famosa compañía Shell, trabajando primero en Ámsterdam y luego en el Reino Unido durante seis años y medio. Él comenta que esta etapa, en la que trabajó sobre todo en temas de catálisis, fue muy enriquecedora y formativa.

Sin embargo, echaba de menos la posibilidad de abordar proyectos de investigación completamente independientes, y que no estuvieran necesariamente ligados a una posible aplicación industrial. Por eso, cuando se le ofertó en 1984 una posición de profesor asociado en el Departamento de Química de la Universidad de Groningen, no dudó en aceptarla. En 1988 consiguió la promoción a catedrático, y en 2004 fue nombrado profesor distinguido.

Su entusiasmo y dedicación lo han llevado a trabajar en temas muy diversos, aunque una parte importante de su labor inicial se centró en el campo de la catálisis y, en concreto, en catálisis asimétrica, donde realizó contribuciones impresionantes. Cabe destacar, entre ellas, el descubrimiento de unos compuestos químicos, que se han bautizado con el nombre de ligandos fosforamidito de Feringa, que fueron adoptados de forma masiva por la comunidad científica y por la industria química.

En 1991 su grupo publicó un artículo en una de las revistas de referencia de la química mundial, el Journal of the American Chemical Society, artículo en el que se describía la preparación de unos sistemas moleculares que eran capaces de interconvertirse por acción de la luz. Con este trabajo, se estaban poniendo las bases para el desarrollo del primer motor molecular, una molécula capaz de girar sobre su eje de forma unidireccional. Este trabajo, publicado en 1999, representa el inicio de una nueva era en nanotecnología molecular, y fue clave para que se le concediera el Premio Nobel de Química en 2016. El premio lo recibió junto a los profesores Jean Pierre Sauvage y Fraser Stoddart, por ser pioneros en el desarrollo de las máquinas más pequeñas del mundo, máquinas con un tamaño entre 1000 y 10000 veces menor que el grosor de un cabello. Aunque es difícil de predecir qué aplicaciones concretas pueden tener estos sistemas, estad seguros de que van a permitir que nuestros descendientes puedan disfrutar de nuevos avances tecnológicos y biomédicos, muchos de los cuales aún no podemos ni imaginar. Una vez descubierto el motor molecular, el grupo de Feringa no ha dejado de trabajar en el campo, realizando nuevas contribuciones de gran impacto. Por ejemplo, han construido un nanocoche, el coche más pequeño del mundo.

Recuerdo perfectamente la conferencia que el profesor Feringa impartió en el CiQUS en 2016, unas tres semanas antes de que se decidiera el Premio Nobel. Fue una charla deslumbrante que, como las buenas películas, te permite seguir disfrutando de ella incluso después de haber finalizado. Además de contarnos con su característico entusiasmo los nuevos avances de su grupo en nanotecnología, en dicha conferencia nos presentó unos resultados espectaculares en el campo de la fotofarmacología. En concreto, nos habló del diseño de un nuevo tipo de fármacos que se activan con luz pero permanecen activos solo durante un periodo de tiempo muy corto, con lo que se evita la generación de resistencias. Como todos saben, uno de los grandes problemas de salud al que nos enfrentamos en estos momentos tiene que ver con la resistencia a los fármacos, sobre todo a los antibióticos. Es muy probable que esta nueva tecnología basada en fotoactivación temporal abra nuevas vías para afrontar este desafío.

Recuerdo alguna anécdota de esta última estancia del profesor Feringa entre nosotros en 2016. En mi afán de que lo trataran bien en el hotel donde estaba alojado, le dije al director, más bien de broma, que por favor le asignaran una buena habitación, ya que era una persona importante y quizás algún día podría ganar el Premio Nobel. Como pueden entender, desde entonces ese director de hotel me tiene mucha fe.

En esta estancia vino acompañado de su mujer Betty y, según nos cuenta el propio profesor Feringa, como buenos peregrinos fueron a abrazar al Apóstol, obviamente de forma completamente desinteresada. Claro, ahora tiene la duda de si el Apóstol tuvo algo que ver con lo de la concesión del Nobel. Aunque esto no parece fácil de demostrar, lo que sí está claro es que estos hechos lo obligan a venir a Santiago con una cierta frecuencia.

En todo caso, esto para él no supone ningún problema, pues mantiene una fuerte relación con nuestro Departamento y Universidad desde hace años. En el año 2001 estuvo en la USC como profesor invitado gracias a un programa de investigadores visitantes patrocinado por Iberdrola, y del que el profesor Luis Castedo era coordinador. En dicho curso impartió cuatro conferencias que nos fascinaron por su calidad y creatividad científicas. De hecho, algunos de nuestros estudiantes decidieron posteriormente realizar sus estudios de postdoctorado con él. Es el caso de Diego Peña y Fernando López, que son discípulos aventajados y forman parte del plantel de investigadores principales del CiQUS. También pertenece al CiQUS Martín Fañanás, investigador Ramón y Cajal que co-supervisó durante cinco o seis años el grupo de catálisis asimétrica del profesor Feringa en Groningen.

So, we can say that professor Feringa keeps a very close and emotional relationship with all of us and with our University.

Indeed, although his schedule is crazy, when I sent him an email with the Honoris Causa proposal, in less than ten minutes I received an enthusiastic reply accepting the offer. For us, it is a tremendous honour and a great pleasure that he has agreed to come and participate in this ceremony, and we are extremely happy to be counted among his friends.

In addition to all his enormous contributions to science and knowledge, professor Feringa is a highly committed person from a social perspective, an activist in issues such as climate change, science policy or the dissemination of science. I remember that one month after he was awarded the Nobel Prize, we met in Madrid at a conference organised by Lilly, and I asked him the favour of recording a brief video using my mobile phone to address a few words to high school students of Ourense, where my brother is a chemistry teacher. Although I just wanted him to read a brief greeting in Spanish, he could not avoid to add something of his own harvest, and with his typical enthusiasm: “Please, work hard and you might become scientists, and enjoy working in your future, and in the future of your country.” You can imagine the tremendous impact that this video had on the school. The students of that course keep it as a real treasure.

E é que desde o punto de vista persoal o profesor Feringa é unha persoa modesta, familiar e cunha enorme bonhomía, e aínda que a concesión do Premio Nobel cambiou a súa vida, segue sendo o home cercano e humilde de sempre.

Moitas grazas á Universidade por aceptar a nosa proposta, o profesor Viaño, que a apoiou cando era reitor, e o novo reitor, o profesor López; e moitas grazas ao profesor Feringa. O seu nome, xunto co do profesor Peppas, que se investirá deseguido, aparecerán con letras de ouro na historia da nosa Universidade.